El recorrido está planteado para guiar al espectador desde las sensaciones encarnadas en las piezas hacia un pensamiento integrador en el que se entiende al otro como continuación del cuerpo propio. De esta manera, el discurso se estructura de forma natural en tres fases interrelacionadas y comunicantes: las piezas que dan comienzo al recorrido se centran en la percepción como vía de apertura al mundo, evidenciando el entrelazamiento interior-exterior (Elena Alonso, Paula Prats, Beatriz Castela); las siguientes remiten al cuerpo como pliegue entre realidades erróneamente separadas y enfatizan la identificación entre ser y sentir (Damiá Vivés, Marta Fernández Calvo, Jerónimo Hagerman); finalmente, las obras que cierran el desarrollo discursivo, evidencian la corporalidad como un continuum de significaciones que nos transcienden y posibilitan pensarnos desde lo común. (Leonor Serrano, Rosana Antolí, Olalla Gómez).
La muestra invita a desplazar el «yo hago» y «yo pienso» por el «yo siento», a estar en contacto con las obras para llegar a un conocimiento más inmediato y, quizás, más verdadero. En contraposición a las estrategias discursivas limitadas a lo reflexivo en las que se acaba mermando el vínculo con la realidad, se propone un acercamiento sensible y afectivo. Estar continuamente en la actividad mental nos constriñe, se convierte en una suerte de productividad improductiva porque no estamos atendiendo a lo que nos llega en el momento de manera situada. La actitud activa y analítica no es la única que genera inputs, no hay que olvidar la potencia de la pasividad: hay procesos que no responden a la actividad consciente del yo y muchos otros que pasan desapercibidos porque no prestamos la atención suficiente. El desarrollo de nuestra existencia se nutre de la actividad y la pasividad a partes iguales, al mismo tiempo que tocamos estamos siendo tocados.
La exposición es una llamada a la escucha, a tomar conciencia de lo que sentimos – a través de nuestro cuerpo – al estar en contacto con el mundo, esa parte de nosotros que nos une irrefutablemente al otro.
Artfulness propone un posicionamiento situado, más allá de las fronteras del pensamiento, que nos abre las puertas a un horizonte común: el nosotros enraizado en una experiencia compartida, siempre diferente.
Selección de obras